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#PalabrasAbiertas: La comunicación que cambia (y que me cambió también a mí), por Magalí Onetto

Nota escrita por Magalí Onetto, parte del equipo de Relaciones Institucionales y Comunicación durante 2 años.

Empiezo a escribir esta nota varias semanas antes de decir “chau” por última vez y ya no poder decir “Buen finde, hasta el lunes” en la oficina que me vio reír, llorar, desesperarme y alegrarme.

Las risas de Adri que potencian las de Juli, la voz que se escucha a 3 cuadras de Fer, las anécdotas de Pili, la paciencia de Agus, la alegría de Tomi, las bromas con Mario, los mates de Vicky, la tranquilidad de Ale, la concentración de Juan, las artesanías de Andru, las onomatopeyas de Kari y los chistes de Luqui –aunque todavía su corazón está en otra organización que no vamos a nombrar, ya te vas a pasar a este bando Lucas-.

Ese conjunto de características, acciones y actitudes que hacen a un ambiente laboral. Mi trabajo en comunicación durante 2 años exactos en Módulo Sanitario.

Si alguien me hubiera dicho apenas empecé a estudiar Comunicación Social que iba a estar trabajando en una organización, no sé si le hubiera creído. Que iba a trabajar mucho, eso seguro que sí.

A medida que iban pasando los meses, me daba cuenta de una cosa: lamentablemente no me shockeaba la realidad distinta, la realidad en los márgenes, aquellos lugares donde no llega nadie. Pero algo sí me sorprendió: la capacidad de este grupo de personas de hacer las cosas suceder. De que a alguien se le prenda la lamparita y que “el que trae una idea se lleva una tarea” se haga realidad.

Todos en algún momento, en nuestros CVs, ponemos “proactividad” como habilidad blanda. Pero creo que nadie sabe lo que es hasta que se encuentra con un grupo humano así. Que te enseña a hacer las cosas suceder. A que “más vale hecho que perfecto” y muchos refranes más.

Claro que están los aprendizajes más técnicos del campo de estudio: cómo armar un plan de comunicación, aprender a priorizar el mensaje antes que el formato, el saber qué decir y, sobre todo, POR QUÉ QUEREMOS COMUNICAR ALGO.

Y creo que ahí está la riqueza y aquello que distingue a la comunicación con impacto.
Y si bien la comunicación puede ser un trabajo muy invisible siempre somos los que estamos detrás (aunque no niego que me divertí apareciendo en varios videos) me llevo 2 años de que, gracias al trabajo en comunicación, el impacto es real. Más familias con baño gracias a que algún voluntario o donante vio un posteo, una nota, escuchó en la radio sobre Módulo Sanitario o empatizó con un video que pensé, filmé y edité.

Pero aunque invisible, no es solitario: junto a mí hay 2 personas apasionadas también de la comunicación y del conectar personas. Conectar para transformar. Transformar para vivir en un mundo un poquito mejor que ayer.

Y 10 personas más que día a día ponen lo mejor de sí para ese fin.

Gracias por todo lo que me enseñaron, a los 12 Ménsules. A todas las personas que lo fueron mientras estuve allí.