
#PalabrasAbiertas: “Estética y pobreza” por Juan Quelas
* Por Juan Quelas.
Mientras el fin de semana del inicio del Mundial de fútbol un fascinante juego de luces proyectaba imágenes de la gesta deportiva sobre 2 caras del obelisco, las otras 2 caras permanecían en sombras. Quienes miraban desde Diagonal Norte, se fascinaban con la magia del Mundial. Quienes miraban desde Diagonal Sur veían la blanca figura del Obelisco, sin luces.
De pronto, en uno de los carteles de publicidad, se hizo la magia: sobre un fondo celeste, unas letras blancas decían:
“+6 millones de personas viven sin baño. 19 de nov. Día del Inodoro. Sumate a visibilizar y cambiar esta realidad”.
Los reflejos de la luz blanca y celeste del anuncio brillaban sobre las caras oscuras del Obelisco y lograban un paradójico contraste: de un lado la atención estaba sobre el Mundial de fútbol. Del otro lado, la atención estaba sobre esta carencia elemental del 15% de la población argentina. ¿Será posible unir ambas causas?
Lo propio de la estética es la percepción de la figura. Las figuras son perceptibles porque se muestran. Figuras son: el rostro de las personas; una obra de arte; un paisaje; una persona: todo aquello que, existiendo, se muestra a la percepción. Brillan, en un sentido lato de la palabra. Porque las realidades están delante nuestro y se muestran a la percepción es que podemos captarlas. Pero ¿qué pasa cuando aun estando delante de nuestros ojos las realidades no son captadas? ¿Qué es lo que pasa que miramos sin ver y pasamos delante sin percibir? Las causas pueden ser múltiples: rutina; acostumbramiento; desinterés; ignorancia; exceso de estímulos; preocupaciones; incapacidad de decodificar lo que existe; y otras.
Por eso Módulo Sanitario quiso hacer brillar el Obelisco con su mensaje luminoso: para brindar perceptibilidad a un problema que está oculto, del que (casi) nadie habla, que es molesto porque toca lo más brutal y a la vez lo más esencial de un ser humano: ir al baño. Queremos visibilizar las figuras de los más vulnerables. Porque no son estadísticas: son personas, vidas y rostros, que diariamente padecen la falta de un baño para hacer sus necesidades, bañarse, encerrarse a llorar, maquillarse, duchar a sus hijos, higienizarse para una entrevista laboral, gestionar la menstruación, limpiarse una herida, relajarse después de trabajar.
Seis millones son muchas vidas. Queremos que sean visibles para que, percibiéndolas en toda su dimensión, podamos hacer algo, juntos. Por eso hicimos brillar el Obelisco: para que del otro lado del Mundial, podamos percibir lo que (casi) nadie ve.
