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#PalabrasAbiertas: «Libertad para reír, para confiar y también para llorar», por Fran Andriani

#PalabrasAbiertas: «Libertad para reír, para confiar y también para llorar», por Fran Andriani

*Texto escrito por Fran Andriani, voluntario del equipo de Córdoba.

El fin de semana pasado estuve en la construcción de Módulo Sanitario en Villa Angelelli en la ciudad de Córdoba, donde la vida de 6 familias cambió para siempre y no me refiero únicamente al baño. 

Me tocó construir en la casa de familia Sosa Saavedra, donde viven Carina y Alejandro junto a sus hijos. Yo había estado encargado del seguimiento de pagos de la familia, entonces ya los conocía antes de llegar a construir el sábado a la mañana. Aún así, no me esperaba semejante conexión y complicidad con todos los integrantes de la familia. Realmente me hicieron sentir uno más.

El sábado pasó entre chistes, mates, martillos y taladros, y el domingo siguió siendo un disfrute total mientras terminábamos la construcción.

El momento de inaugurar el baño fue un pico de emoción tanto para la familia, por ver el fruto de su esfuerzo, como para nosotros, por sentirnos orgullosos de su esfuerzo y del nuestro también. Los 3 niños de la casa: Miqueas, Benjamín y Daryan; estaban más emocionados que todos. Querían ver cómo funcionaba la ducha y se peleaban por ver quien iba a ser el primero en lavarse las manos como les había enseñado Sofi (la Promotora de Higiene).

Una vez que pasó el momento de emoción, salimos del baño y nos dispusimos a acomodar y juntar nuestras herramientas para volvernos a casa. “Pongámonos todos para una foto antes de irnos” fue la última órden de Marti, una de nuestras líderes de construcción del fin de semana. Todos, familia y voluntarios, nos agrupamos junto al baño para inmortalizar ese momento, o más bien, casi todos. Cuando me fijé si estábamos todos, noté que Daryan, el más chiquito, estaba al fondo del patio sentado de espaldas a nosotros y con la capucha puesta. Después de llamarlo varias veces para intentar que se sume a la foto, su papá me dijo “Dejalo, está enojado, no va a querer venir”. Nos sacamos la foto e inmediatamente fui a sentarme con él para ver qué le pasaba. Cuando llegué y lo vi, su carita no era de enojo, estaba triste. Lo abracé y fuimos juntos hacia donde estaban todos, aunque él seguía tapando sus lágrimas, escondiéndose detrás de mí, hasta que nos dimos un gran abrazo y le prometí que nos íbamos a ver otra vez en una semana. 

Uno como voluntario no dimensiona lo mucho que impacta nuestra presencia y no se imagina desde donde vas a terminar ayudando. Por supuesto que el baño es lo más visible, pero en una construcción ocurren tantos grandes cambios que no se ven y que, especialmente para los niños, significan un recuerdo para toda la vida. Muy probablemente, los jóvenes y adultos, tanto de la familia Sosa Saavedra, como las otras 5 familias de Villa Angelelli a las que les construimos este fin de semana, nos recuerden como los chicos que nos construyeron el baño, pero estoy seguro que también, especialmente los niños de esas familias, nos recuerden como los chicos que vinieron a jugar conmigo, que me abrazaron, que me enseñaron muchas cosas y que me dieron su tiempo y su atención.       

Hasta el momento del encuentro de Módulo Sanitario con estas familias, estaban acostumbrados a una realidad altamente vulnerable y, en algunos casos, no se sentían capaces de cambiarlo. Nosotros les dimos una mano para alcanzar una nueva perspectiva, para que vean que realmente sí pueden y merecen una buena calidad de vida.

Y personalmente, estoy seguro que hoy Daryan siente libertad para reír, para confiar y también para llorar cuando lo necesite.