De compartir el baño entre 13, a tener uno propio y sin salir de la casa
Cómo impacta en la vida cotidiana y en la salud no tener acceso a un baño, una realidad que viven millones de argentinos; la experiencia de tres familias de Pilar que pasaron de compartir uno exterior, a tener cada una el suyo adentro de sus hogares.
Hasta hace una semana, para ducharse o ir al baño, Ariana y su familia tenían que salir de su casa, caminar 30 metros, pasar frío, esquivar algún charco de agua o barro y tratar de que no esté ocupado. Son 13 personas las que usaban y compartían el mismo espacio precario, ubicado estratégicamente en el centro del terreno, que tiene tres casas. “Es difícil porque siempre nos estamos turnando, es incómodo y en invierno todo se complica más aún, los chicos son los que más sufren”, contaba Ariana, de 21 años, que vive con su marido y sus dos hijos, Alma (5) y Axel (4 meses), en el barrio Pinazo, una zona de asentamientos en Pilar, provincia de Buenos Aires. Al lado están las viviendas de Rocío, su cuñada, y de su suegra, que es la dueña del lugar. Las tres ahora tienen baño propio. Está feliz porque por primera vez pudo bañar a su bebé calentito adentro de su casa.
Siete días atrás
Lo que se ve es un improvisado baño de techo de chapa oxidada y paredes de madera en mal estado, sin descarga de agua y poca agua caliente. “Si llueve se nos inunda todo y no podemos ir al baño. Nos arreglamos con lo que tenemos. Es difícil y feo vivir de esta manera”, dice Rocío (22), que vive con su marido y sus dos hijos: Ángel (5) y Erwin (3). “Si baño a mis hijos, tengo que llevarlos corriendo adentro de la casa para que no pasen frío y no se enfermen”, agrega.